Todo llega. También la venganza, a su debido tiempo. Tocadas en su orgullo por aquella derrota inesperada de marzo, las jugadoras del Barça solo entendían un camino: ganar, ganar y ganar. Porque este clásico no iba solo de puntos, sino de memoria, identidad y carácter. Y el partido lo confirmó: palos, goles anulados, polémica y un conjunto azulgrana decidido a recordar quién manda. Una tarde de hegemonía emocional y futbolística en Montjuïc que acabaría en goleada.

Ausente por unas molestias, Aitana arrancó en el banquillo mientras Vicky tomaba el timón en su lugar en la medular. Pere Romeu había avisado que el clásico exige cabeza y corazón, y ambos ingredientes se notaron desde el primer instante. Alexia estrelló un balón en el palo, Feller respondió del mismo modo y Cata evitó un g

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