Es tan grotesco que cuesta procesarlo: una cadena pública de un país democrático pide perdón al presidente de otro país porque se sintió ofendido

Una foto de 1941 se vuelve viral en el Facebook albanés. Una pareja joven descansa plácidamente en los Alpes italianos. Sonríen glamurosos, aparentemente ajenos al horror que devora Europa. Los comentarios asustan: “¡Fascista!”, “¡Espía comunista!”. La filósofa Lea Ypi reconoce a sus abuelos y descubre algo terrible: su abuela, aún viva, puede leer cada insulto viral, pero no responder: no tiene poder para contar su propia historia. Los trolls han decidido quién fue. En su libro Indignity , Ypi explora la herida de quienes son convertidos en objetos de narrativas ajenas, sin autoridad para intervenir en el relato sobre sí mismos. Me pregunto

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