Santiago. Este domingo, los chilenos se dirigieron a las urnas en unas elecciones presidenciales marcadas por la polarización y la obligatoriedad del voto. Por primera vez, más de 15.7 millones de ciudadanos, incluidos 800 mil extranjeros, estaban obligados a participar en la elección del sucesor de Gabriel Boric. La jornada se desarrolló con normalidad, aunque se registraron largas colas en varios centros de votación debido a la nueva ley que impone multas a quienes no voten.

Los principales candidatos son la comunista Jeannette Jara, quien se presenta como la favorita, y el ultraderechista José Antonio Kast, que busca un cambio radical en la política chilena. Kast, quien ha defendido el legado de la dictadura de Augusto Pinochet, se ha mostrado más moderado en esta campaña, mientras que Jara, exministra del Trabajo, ha prometido continuar con las reformas sociales del gobierno saliente.

Johannes Kaiser, un nuevo rostro en la política, también ha ganado terreno con propuestas extremas en seguridad y migración. Kaiser, líder del Partido Nacional Libertario, ha prometido un enfoque drástico contra la delincuencia y la inmigración irregular, lo que ha resonado con un electorado preocupado por la seguridad. "Mi respaldo va a ser irrestricto a quien sea que compita con la candidata del gobierno", afirmó Kaiser tras votar.

Las encuestas indican que Jara lidera con un 30% de apoyo, seguida de Kast con un 22% y Kaiser con un 15%. Sin embargo, se prevé que ninguno de los candidatos logre la mayoría absoluta, lo que llevaría a una segunda vuelta el 14 de diciembre. La división en la derecha podría beneficiar a Jara, quien ha llamado a la unidad entre los votantes de centro-derecha.

La inseguridad ha sido un tema central en la campaña, con un 63% de los votantes preocupados por el aumento de delitos violentos. "Ojalá elijamos al presidente correcto y que este país se mejore porque cada día está más peligroso", expresó Sofía, una estudiante de 20 años. En contraste, otros votantes han manifestado su rechazo a cualquier apoyo a la dictadura, como Alonso Durán, quien advirtió que "los candidatos que abogan por él son un peligro para la democracia".

La votación se produce en un contexto de creciente polarización política, donde los candidatos ofrecen visiones radicalmente diferentes sobre el futuro de Chile. Jara busca un papel más activo del Estado en la economía, mientras que Kast y Kaiser promueven políticas de reducción del gasto público y un enfoque más severo hacia la inmigración. La incertidumbre sobre el resultado final se mantiene, ya que el 20% del electorado aún no ha decidido su voto, lo que podría cambiar el rumbo de las elecciones.

Con la mirada puesta en el futuro, los chilenos han expresado su deseo de un cambio, pero también su preocupación por la seguridad y la estabilidad del país. La jornada electoral no solo definirá al próximo presidente, sino que también reflejará la dirección política que tomará Chile en los próximos años.