El ángulo central que domina la cobertura internacional sobre las elecciones presidenciales en Chile es claro: el país se encamina hacia un giro a la derecha impulsado por el miedo al crimen, la crisis migratoria y el desgaste del actual oficialismo. Medios de distintas regiones coinciden en que la campaña ha sido absorbida por la agenda de seguridad, mientras los candidatos disputan su posición frente a un electorado tensionado por la incertidumbre y la memoria reciente del estallido social y las fallidas reformas constitucionales.

Este viraje político ha sido destacado de forma contundente por The Economist, que advierte que Chile “se dirige a una curva cerrada a la derecha”, con la posibilidad inédita —desde 1990— de que ese sector logre una mayoría en ambas cámaras. De lograrse ese es

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