Las recientes elecciones legislativas en Argentina han evidenciado un notable aumento de la participación de evangélicos en la política. Este fenómeno se ha manifestado en todas las provincias, con varios líderes religiosos ya ocupando cargos en gobiernos provinciales y otros que se incorporarán al Congreso el próximo 10 de diciembre. Esto ha generado interrogantes sobre el futuro político del país.
La pregunta que muchos se hacen es si Argentina está siguiendo el modelo de Brasil, donde los evangélicos han tenido un papel significativo en la política en la última década. En Brasil, figuras como Silas Malafaia, un prominente líder evangélico, han estado estrechamente vinculadas a la política, especialmente con el expresidente Jair Bolsonaro. En Argentina, la imagen de Karina Milei recibiendo la oración de pastores de la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas (ACIERA) ha suscitado comparaciones con este fenómeno brasileño.
El nuevo mapa parlamentario argentino incluye a dos pastoras evangélicas en el Senado y siete en la Cámara de Diputados, todos alineados con el partido La Libertad Avanza. Este crecimiento coincide con la visita de Franklin Graham, un evangelista cercano a Donald Trump, quien atrajo a 70 mil personas en dos estadios con un discurso en contra del aborto y la homosexualidad. Graham afirmó: "Dios quiere que uses el sexo, pero debe ser usado dentro de una relación matrimonial entre un hombre y una mujer. No entre dos hombres. No entre dos mujeres".
Según un estudio del Conicet de 2019, el 15,3% de la población argentina se identifica como evangélica, lo que equivale a más de siete millones de personas. Este estudio también indica que en las regiones del NEA y NOA, el catolicismo está disminuyendo en favor del crecimiento evangélico. En Brasil, los evangélicos representaban aproximadamente el 31% de la población en 2021, mostrando un crecimiento significativo desde la década de 2000.
Gabriela Irrazábal, investigadora del Conicet, destacó que las instituciones religiosas son más convocantes que los partidos políticos, sindicatos o clubes de barrio. Además, subrayó que la asistencia a cultos evangélicos es más frecuente que la asistencia a misas católicas, lo que refleja el papel de las iglesias en la sociedad, a menudo actuando como un sustituto del Estado.
La comparación con Brasil se debe a que, aunque los evangélicos argentinos tienden a referenciarse más con el modelo estadounidense, su incursión en la política ha llevado a preocupaciones sobre una posible teocracia similar a la brasileña. En las últimas elecciones, muchos candidatos han buscado el apoyo de este sector, realizando visitas a templos y formando alianzas con líderes religiosos. La situación actual plantea un nuevo escenario político en Argentina, donde la influencia evangélica podría tener un impacto significativo en la agenda legislativa y social del país.

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