Aunque aún falta un mes para Navidad, las familias regiomontanas ya comenzaron a vivir el ambiente decembrino en la tradicional Feria del Pino, ubicada en Loma Baja sobre la avenida Morones Prieto, un espacio con historia que se mantiene en operación desde 1940.
Desde temprana hora, los visitantes recorren los pasillos buscando el pino perfecto, arreglos, figuras de nacimiento y las clásicas nochebuenas que llenan de color el lugar.
Entre luces, adornos y el característico aroma a árbol fresco, la feria mantiene su toque cálido que ha acompañado a generaciones enteras.
“Yo ya estoy preparada, ya tengo las luces y compré el pino para arreglarlo con mi familia”, compartió Lulú.
Otra compradora comentó que también adelantó sus planes: “Ya me preparé, vine a comprar mi noche buena”.
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