Los trastornos de tics y el síndrome de Tourette en niños y en adolescentes no son sólo un reto clínico, ya que también pueden convertirse en una experiencia desafiante para las familias. Los tics varían en intensidad y en frecuencia, y aunque suelen considerarse una afección benigna, en muchos casos se acompañan de otras dificultades como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) .

“Estas condiciones asociadas pueden repercutir en la vida escolar, social, y emocional de los niños . Sin embargo, hoy sabemos mucho más sobre estos trastornos y contamos con herramientas terapéuticas y estrategias de acompañamiento que permiten mejorar significativamente el bienestar, y la calidad de vida de los pacientes y la de sus familias

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