Las pensiones de viudedad han jugado y juegan un papel fundamental para evitar que muchas mujeres con carreras profesionales cortas o que prácticamente no trabajaron fuera del hogar caigan en situaciones de pobreza. Han sido y son determinantes para apuntalar este apartado del este aspecto del estado del bienestar. En esto no hay dudas, pero la pregunta que se plantea ahora es si, en la sociedad actual, tan distinta a la de la década de los sesenta cuando se creó esta pensión, sigue teniendo sentido. O más precisamente, si lo tiene tal como está formulada o les convendría una reforma.

La cuestión es si no es el momento de acometer cambios ahora que se ha evolucionado de aquel modelo de familia del siglo pasado, con el sueldo del hombre como único ingreso en muchos casos, a un mercado labo

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