La Reforma Universitaria que, en 1918, destacó el esfuerzo de muchos universitarios pululando alrededor de la reivindicación de la autonomía universitaria, entendida como el aforo de libertades y derechos, resultó en la victoria que permitió que la universidad “autónoma” se asimilara a una República. Por supuesto a una República democrática.

Pero como no puede haber democracia sin igualdad, lleva a reconocer que la democracia igualitaria debe complementarse por una “meritocracia”. Así podría validarse como Universidad. Y es la intención que la mantiene en permanente movimiento.

El centro del problema

Justo he aquí, el problema que oscurece todo. Y es que acá el enredo se permea cuando la universidad plantea actuar con base en una “meritocracia” como palanca de toda articulación que movi

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