Nuevo incidente entre la Policía Nacional y familias de Lavapiés. Solo unas semanas después de que el club de fútbol Dragones de Lavapiés denunciara “redadas racistas” junto a su lugar de entrenamiento, la Asociación de Familias del Alumnado (AFA) del colegio Emilia Pardo Bazán ha trasladado unos hechos “muy graves” ocurridos en la tarde del miércoles de la semana pasada. Según explican, agentes “amenazaron a un chaval de 10 años con llevárselo arrestado a comisaria”.
Es lo que cuenta a Somos Lavapiés el padre del menor: “Llegué unos minutos más tarde, pero los dos policías me confirmaron en actitud chulesca que para amedrentarle le habían dicho a mi hijo que se lo llevan detenido”. Los hechos también han sido denunciado a través de un comunicado remitido a la Junta Municipal del distrito Centro, servicios internos de la Policía Nacional, la Fiscalía de menores y la Delegación del Gobierno en Madrid. Firma el escrito la AFA del CEIP Emilia Pardo Bazán, con apoyo de la dirección del centro y de otras instituciones de la comunidad educativa y social del barrio.
“Fui a recogerle a eso de las 17.00 después de una extraescolar de atletismo en las canchas del Casino de la Reina, justo donde entrenan los Dragones, equipo al que mi hijo también pertenece. El monitor de las clases me apartó para exponerme lo sucedido y me comentó que llegó a temer que, efectivamente, lo detuvieran. Inmediatamente dejé a mi hijo en casa, porque vivimos cerca, y volví a hablar con los agentes. Ellos, un hombre y una mujer, en ningún momento me negaron la situación”, narra el progenitor. La versión que los policías le contaron es que el menor “hizo el gesto de cortarles el cuello, algo que tanto él como sus compañeros han negado”. Apostilla en cualquier caso que “incluso si hubiera sucedido, no justifica amenazar a un niño de 10 años y provocar que se pase toda la tarde llorando y asustado”.
El padre cuestiona además que los efectivos policiales se justificaran argumentando que querían “educar” al menor, cuando “eso corresponde a las familias y los centros educativos, en ningún caso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. Contextualiza estos hechos hechos en “un clima de acoso policial constante en Lavapiés, en el que cualquier niño es susceptible de ser amedrentado por agentes”. Termina apuntando que, pese al susto, en estos momentos su hijo se encuentra bien: “Lo que más le preocupaba es que no le creyéramos. Lo hacemos, pero esa no es la cuestión, el tema es que hay policías que se extralimitan”.
Otro padre que presenció la conversación de los policías con el primer progenitor aporta su versión: “Entendimos que el chico hizo una broma con los compis, algo relacionado con pinchar la rueda del coche patrulla. Los policías lo escucharon y el niño reaccionó con un gesto que ellos interpretaron como cortar el cuello. Según los chavales no era eso, sino un código que tienen entre ellos. Yo lo que puedo decir es que no son niños problemáticos. Es una broma que acabó mal”.
Más allá del amedrentamiento, dice que los agentes llegaron a deslizar que “se lo podían llevar a comisaría si estaba en situación de desamparo, una cosa totalmente absurda porque estaba camino a una actividad extraescolar”. “Nos dio la sensación de que ellos querían educarle, pero cada uno tiene un contexto de educación distinta. Los agentes se excedieron, le dijeron diez veces que se lo llevaban a comisaría”, añade. Un tercer padre que presenció la discusión entre el progenitor y los efectivos apunta en la misma dirección: “Los policías nos comentaron que había que educarlos si no lo hacen en casa, todo con una actitud muy mala”.
Este periódico ha consultado fuentes tanto de la Policía Nacional como de la Delegación del Gobierno en Madrid, que no trasladan por el momento más datos al respecto de lo ocurrido.
Crece el malestar ante el “racismo institucional” en el barrio
Lo ocurrido se suma a una coyuntura de descontento vecinal ante la creciente presencia policial y su intervencionismo en el barrio. El pasado 23 de octubre, un operativo desplegó a un centenar de agentes en la plaza de Nelson Mandela para detectar a delincuentes e inmigrantes irregulares o incautar droga. Ese día, la Policía Nacional identificó a unas 90 personas en la zona, aunque solo cinco acabaron detenidas. Colectivos vecinales y organizaciones por la inclusión hablaron de una persecución para “criminalizar” a las personas racializadas del barrio. “Lo tenemos claro: esto no es por seguridad, es racismo institucional”, destacaron conjuntamente en un comunicado.
La intervención de finales de octubre llegó al propio Casino de la Reina, donde en ese momento entrenaba el club de fútbol Dragones de Lavapiés. El equipo denunció públicamente que sus jugadores, con edades comprendidas precisamente en torno a los 10 años, tuvieron que ver cómo un grupo de agentes se acercaba a las gradas sin previo aviso para llevarse a algunos familiares que habían ido a ver el entrenamiento. Pedro, el entrenador del club, estaba allí ese día y asegura a este medio que los agentes retuvieron “durante unos 45 minutos” a los dos únicos hombres entre el público, completamente racializado y donde la mayoría eran mujeres.
Antes, en junio, una operación de la Policía Municipal en la plaza de Nelson Mandela derivó en altercados en el corazón de Lavapiés. En la secuencia, registrada por distintos vídeos subidos a las redes sociales por testigos, se observaba cómo un hombre de origen africano habla con la policía y, en el momento de ser agarrado para resultar detenido, intenta zafarse y el agente le tira al suelo, dejándolo aparentemente inconsciente. A su alrededor, mientras tanto, se empieza a reunir un número importante de personas mientras los efectivos policiales aumentas. Los habitantes de la zona les increpan, algunos les lanzan gritos de “asesinos” al ver al arrestado en el suelo.
Fuentes policiales indicaron después a a Europa Press que un hombre le propinó varios puñetazos a un agente, por lo que fue reducido y detenido. Otro varón también presentaba actitud desafiante y animó al resto de presentes a arremeter contra los policías desplegados en la zona. Esta misma persona llegó incluso a lanzar piedras a la zona donde se ubicaban los agentes municipales con clara intención de herirles, según las citadas fuentes. Ninguno de estos sucesos aparecieron en los vídeos difundidos.
Asociaciones y colegios del barrio piden “medidas” frente a los agentes involucrados
El comunicado sobre lo sucedido la pasada semana profundiza en las quejas del barrio: “Las vecinas y vecinos de Lavapiés, muy especialmente las familias que pasamos las tardes en el Parque del Casino de la Reina (un espacio público con infraestructuras infantiles), nos vemos diariamente expuestas a la circulación permanente de vehículos policiales dentro del parque en los horarios en los que los niños salen de los colegios de la zona y van al parque. Esta situación, antes que prevenir la inseguridad, pone en peligro la integridad física de las y los menores. Reafirmamos que el parque tiene muchos problemas: insalubridad, falta de limpieza, inexistencia de lavabos públicos, sinhogarismo y diferentes problemáticas relacionadas con la falta de servicios sociales adecuados, los cuales padecemos”.
Las entidades adheridas al documento (entre las que se encuentran Dragones de Lavapiés, la Asociación Red Interlavapiés o la Comisión 8M Lavapiés) solicitan que “las autoridades de las instituciones correspondientes tramiten medidas apropiadas frente a las actitudes de los agentes involucrados en el episodio del día 12 de noviembre”. Piden además “el cese del ingreso de vehículos policiales en el parque, salvo cuestiones puntuales de necesidad justificada, y la posibilidad de que las rondas policiales se hagan a pie, dando así más proximidad y evitando coches en el interior del parque”.
Exigen, para asegurar una limpieza adecuada, la “instalación de lavabos públicos”. Y reclaman la “peatonalización de la calle del Casino de la Reina”. Por último, familias, centros educativos y asociaciones solicitan “el cese de la presión policial a las vecinas y vecinos del barrio por perfil racial y/o por razones de origen, etnia, clase, disidencias sexuales o situación de calle”.

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