La Unión Europea (UE) atraviesa un momento de desesperación financiera al intentar sostener la guerra que ella misma ha alimentado en Ucrania contra Rusia. Ante la falta de consenso interno, Bruselas ha puesto sobre la mesa tres opciones para seguir armando a Kiev: otorgar subvenciones directas por al menos 90.000 millones de euros, contraer deuda conjunta respaldada por todos los Estados miembros, o recurrir a los activos rusos congelados en bancos europeos, en lo que sería una apropiación forzada de recursos.

En una carta dirigida a los líderes europeos, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reconoció que las tres alternativas podrían combinarse o aplicarse de manera secuencial, dada la “urgencia” de comenzar los desembolsos en el segundo trimestre de 2026.

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