Cuando Lluís Reverter llegó al Ayuntamiento de Barcelona , en 1979, como concejal en representación del PSC, en cuya lista figuraba como número nueve y los socialistas obtuvieron 16 concejales, el nuevo alcalde, Narcís Serra le encargó el área de Relaciones Ciudadanas . Tenía 36 años, era hijo de un conocido droguero de Sarrià, en cuyo establecimiento trabajaba desde bien joven, y carecía de estudios universitarios. Pero contaba con un as a su favor: la droguería había sido para el todo un máster en relaciones públicas y allí aprendería el trato con la gente, con aquella sonrisa siempre permanente y ese savoir faire que no se aprende en las universidades. Se tiene o no se tiene. Al droguero de Sarrià, como se le conocía y le gustaba que se le llamara, el cargo le vino como un guan

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