El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha comenzado este martes la agenda de su tercera visita a España desde el inicio de la guerra con una visita al Congreso de los Diputados. El líder ucraniano ha sido recibido por la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, y el presidente del Senado, Pedro Rollán, en el Salón de los Pasos Perdidos, y ha firmado en el Libro de Honor del Congreso, ante el que ya intervino por videoconferencia en abril de 2022.

Zelenski llega a España con el objetivo de recabar más ayuda militar para su país frente a la invasión rusa. Está previsto que se reúna con el rey en el Palacio de la Zarzuela; con el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez; y con representantes de la industria de defensa española. También se trasladará al Museo de Arte de Reina Sofía para visitar junto a Sánchez el Guernica de Picasso, un símbolo internacional de rechazo a la guerra.

La reunión con Sánchez tendrá lugar año y medio después de que ambos firmasen un acuerdo bilateral para los próximos diez años por el que Madrid se comprometía a entregar 1.000 millones de euros en 2024 a Kiev, que podrán llegar a los 5.000 millones en 2027. Se espera que los dos mandatarios presidan una firma de acuerdos bilaterales antes de ofrecer una rueda de prensa conjunta.

“Hoy mantendré reuniones en España que se han preparado durante bastante tiempo. Esperamos que otro país fuerte incremente su apoyo, ayudándonos a salvar vidas y a avanzar hacia el final de la guerra”, ha escrito el presidente ucraniano en X, donde ha destacado los esfuerzos realizados para que “la reunión con el primer ministro Sánchez de España resulte en acuerdos” que refuercen a su país.

“Cada día, Ucrania tiene resultados en sus relaciones con sus socios”, remacha Zelenski, que ha venido a Madrid tras pasar por París, donde firmó un acuerdo de cooperación militar con Francia por el que espera recibir en los próximos diez años 100 aviones franceses Rafale y sistemas de defensa antiaéreos fabricados en el país galo.

Con esta visita, Zelenski retoma un viaje a España que tuvo que ser cancelado en abril de este año para asistir al funeral del papa Francisco. Después viajará a Turquía, país que ha ejercido de mediador, para “revitalizar las negociaciones” con Rusia y buscar formas para forzar a Moscú a sentarse a hablar y lograr una salida diplomática al conflicto. “Mañana mantendré reuniones en Turquía. Nos estamos preparando para revitalizar las negociaciones, y hemos desarrollado soluciones que propondremos a nuestros socios”, ha escrito en X. “También trabajamos para restablecer los intercambios de prisioneros de guerra y traer a nuestros prisioneros de guerra a casa”.

Momento delicado en la política ucraniana

Zelenski ha emprendido un giro europea, que también le ha llevado a Grecia, mientras en el frente continúan los combates por las ciudades orientales de Pokrovsk y Kúpiansk, que Rusia sigue sin tomar, y en un momento particularmente delicado en lo político por el escándalo de corrupción que se destapó hace una semana en Ucrania.

En el llamado ‘caso Midas’, varios ministros que han servido en su administración están siendo investigados por la Oficina Anticorrupción (NABU) por su presunta implicación en una trama de sobornos a contratistas de la empresa pública de energía atómica que estaría liderada por el empresario Timur Mindich, amigo del presidente y propietario del 50% de la productora que fundó Zelenski en sus tiempos de actor.

El presidente ucraniano ha dictado sanciones contra Mindich, que huyó del país horas antes de que la NABU empezara los registros el lunes de la semana pasada. La revelación gradual de fragmentos del millar de horas de conversaciones interceptadas por la NABU y la Fiscalía Especial Anticorrupción (SAP) a la trama se ha convertido estos días en el culebrón político más popular en Ucrania, donde muchos se preguntan sin Mindich pudo llegar a tener tanta influencia sobre varios ministros al mismo tiempo sin el favor de la presidencia.

Las pruebas del caso fueron recabadas durante 15 meses por la SAP y la NABU. En julio de este año, Zelenski intentó subordinar a la NABU al fiscal general del Estado, un puesto que depende de la Presidencia, pero hubo de rectificar y renunciar a su plan de reforma debido a la presión de sus principales aliados europeos