El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asegurado repetidamente que los ataques militares contra embarcaciones que supuestamente transportan drogas que su gobierno ha llevado a cabo durante más de dos meses tanto en el mar Caribe como en el océano Pacífico salvan las vidas de cientos de miles de personas en Estados Unidos.
Su mención más reciente de esas cifras fue el lunes, cuando respondía preguntas de periodistas tras anunciar una iniciativa que permitirá obtener entrevistas para visas con mayor rapidez a los extranjeros que viajen a Estados Unidos para la Copa Mundial de la FIFA el próximo año.
Pero los expertos dicen que esta es una interpretación sumamente simplista de la situación.
Este es un vistazo más detallado de los hechos.
TRUMP: “Por cada bote que hundimos, salvamos 25.000 vidas estadounidenses”.
LOS HECHOS: Las cifras para sustentar tal afirmación de Trump no cuadran, y, en ocasiones, ni siquiera existen. Por ejemplo, el número de personas que mueren cada año por sobredosis de drogas en Estados Unidos es mucho menor que la cantidad que Trump dice que se han salvado gracias a los ataques a lanchas que su gobierno ha llevado a cabo desde septiembre.
“La afirmación de que cada uno de los ataques del gobierno contra presuntos botes de narcotráfico salva 25.000 vidas es absurda”, indicó Carl Latkin, profesor de salud pública de la Universidad Johns Hopkins, quien estudia el consumo de sustancias. “La evidencia es similar a la de que la Luna está hecha de queso. Si observas con atención, notarás un parecido. No obstante, un análisis minucioso de esta afirmación indica que carece de toda credibilidad”.
Según los últimos datos preliminares de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), se registraron aproximadamente 97.000 muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos durante el periodo de 12 meses que finalizó el 30 de junio. Esto representa una disminución del 14% con respecto a las 113.000 estimadas para el periodo de 12 meses previo.
Los datos finales de los CDC reportan 53.336 muertes por sobredosis en 2024 y 75.118 en 2023.
El ejército estadounidense ha atacado 21 embarcaciones en el mar Caribe y en el Pacífico Oriental desde que comenzaron los ataques el 2 de septiembre —el más reciente el 15 de noviembre—. Si se utilizan las cifras de Trump, esto significaría que los ataques han evitado 525.000 muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos —una cifra muy superior a la cantidad de muertes por sobredosis ocurridas en los últimos años—. Esto implicaría, esencialmente, que el gobierno salva más vidas de las que se habrían perdido sin dichos ataques.
Lori Ann Post, directora del Instituto de Salud Pública y Medicina de la Universidad Northwestern, explicó que “no hay forma empíricamente sólida de afirmar que un solo ataque ‘salva 25.000 vidas’”, incluso si la aseveración se interpreta de una manera más amplia para incluir la prevención de trastornos por consumo de sustancias y las consecuencias en cascada que provoca. Entre los problemas que señaló se encuentran la falta de datos verificables sobre la carga de los barcos o de modelos publicados que vinculen los ataques a las embarcaciones con cambios en el consumo de drogas, así como la capacidad de los mercados para adaptarse a pérdidas aisladas de suministro.
“Las cifras y los datos no lo avalan”, puntualizó Post, quien estudia las muertes por sobredosis de drogas y los factores económicos que impulsan la crisis de los opioides.
Latkin agregó que afirmar que una dosis letal de una droga se traduce automáticamente en una muerte es una “visión muy simplista”, ya que distintas personas tienen tolerancias diferentes.
Trump da como justificación de los ataques el argumento de que Estados Unidos se encuentra en un “conflicto armado” con los cárteles del narcotráfico, y afirma que los botes atacados su ejército son operados por organizaciones terroristas extranjeras que inundan las ciudades estadounidenses con drogas. Ni Trump ni su gobierno han confirmado públicamente la cantidad de drogas supuestamente destruidas en los ataques.
Anna Kelly, portavoz de la Casa Blanca, reiteró las cifras de Trump cuando se le pidió evidencia que respaldara sus afirmaciones sobre cuántas vidas se salvan. En un correo electrónico, escribió: “El presidente Trump tiene razón: cualquier bote que traiga veneno letal a nuestras costas tiene el potencial de matar a 25.000 estadounidenses o más. El presidente está dispuesto a utilizar todos los recursos del poder estadounidense para impedir que las drogas inunden nuestro país y para llevar a los responsables ante la justicia”.
Latkin señaló que esta estimación también ignora la realidad de que, incluso si el gobierno de Trump logra eliminar una fuente de drogas ilegales con sus ataques a barcos, otras seguirán existiendo. Comparó esto con la industria de la comida rápida, y explicó que eliminar un par de restaurantes no mejoraría significativamente la salud de los estadounidenses, ya que existen muchas otras fuentes donde los consumidores podrían obtener los mismos productos u otros similares.
“Es increíblemente ingenuo pensar que reducir la oferta en un lugar erradicará el problema, pues se trata de un negocio enorme”, subrayó.
Los opioides fueron responsables del 73,4% de las muertes por sobredosis de drogas en 2024 en Estados Unidos, según los CDC. Eso incluye un 65,1 % por fentanilo producido ilegalmente. Pero si bien los ataques contra embarcaciones se han centrado principalmente en lanchas en el mar Caribe, el fentanilo suele traficarse a Estados Unidos por tierra desde México, donde es producido con productos químicos importados de China e India.
Las tasas de mortalidad por sobredosis comenzaron a aumentar de forma constante en la década de 1990 debido a los analgésicos opioides, seguidas de oleadas de muertes causadas por otros opioides como la heroína y, más recientemente, el fentanilo ilícito. Nuevas cifras de los CDC muestran que el descenso que comenzó en 2023 ha continuado. Los expertos no están seguros de las razones de esta disminución, pero citan una combinación de posibles factores. Entre ellos se encuentra el fin de la pandemia de COVID-19, años de esfuerzos para aumentar la disponibilidad de naloxona —un fármaco que revierte la sobredosis— y los tratamientos contra la adicción, y cambios en las drogas mismas.

Associated Press Spanish
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