¿Cómo los narcos de Son Banya construyen chabolas más rápido que IKEA ? En un giro digno de una película de acción de bajo presupuesto, la Policía Nacional y la Policía Local de Palma han lanzado un zarpazo a los puntos de venta de droga en el legendario poblado chabolista. Nada más irrumpir allí, los agentes se percataron de la nueva e innovadora forma de hacer negocio de los clanes gitanos: ¡construir más rápido que un mueble de IKEA!

La escena del crimen es casi cinematográfica: excavadoras y camiones de gran tonelaje, todos al servicio de la empresa ficticia Construcciones y derribos Son Banya S.L. . Y mientras la Policía y los operarios contratados por el Ayuntamiento de Palma se dedicaban a derribar chabolas, los narcos se convertían en auténticos arquitectos del caos. En menos de dos o tres horas, nada más finalizado el operativo policial, ya han levantado nuevas estructuras. ¿Es magia? No, solo es el efecto Son Banya .

Este pasado martes, más de 40 agentes decidieron que era hora de poner un poco de orden en el ‘supermercado’ de la droga de Baleares , derribando cinco construcciones ilegales, incluyendo las icónicas casetas de Las Vegas y la famosa casa pintada con los colores de la bandera de España. A pesar de que Juan Vega Amaya , alias El Vito , sigue disfrutando de su estancia en la cárcel, su imperio de narcotráfico parece haber diseñado un plan de recuperación digno de Wall Street.

Lo más sorprendente de esta intervención no son los grandes volúmenes de droga ni el dinero en efectivo incautado; es el hecho de que, a pesar de tanta acción, no hubo arrestos. ¿Acaso estamos ante un caso de narcos velocistas que, al escuchar ‘policía’, activan automáticamente su modo ‘escapismo’?.

Así que, mientras Palma intenta desmantelar el emporio del crimen y los narcos parecen tener un talentoso decorador en plantilla, nos encontramos ante una lucha insólita entre el deber policial y la astucia criminal. Y así, la saga de Derribos en Son Banya continúa, que sin duda tendrá una próxima temporada, probablemente con aún más acción y menos arrestos. Por cierto, la factura de la luz y del agua del poblado, la pagan todos los ciudadanos de Palma.