Aunque sea un tópico, hoy siento que, efectivamente, hay hombres que no debieran morir nunca. A menudo son los que se van inesperada, repentinamente. Así ha sucedido con Manuel Fernández de la Peña. Conocido en la constelación de los defensores de los no nacidos como Manolo Pro Vida, fue uno de los fundadores, en el ya lejano 1982, de la primera de todas las asociaciones creadas en España para luchar contra la lacra del aborto y sus consecuencias: la Asociación Pro Vida de Mairena del Alcor, nacida en torno a la parroquia de la Asunción, y de la que Manolo, ha sido el alma durante más de 40 años.
Es imposible resumir la labor de este gran hombre, tan modesto sin embargo, durante todas esas décadas. Inasequible a cualquier forma de desaliento, Manolo comprendió que la salvación de una sola

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