Todo comenzó para el tapatío Guillermo del Toro en su odisea cinematográfica con “Cronos”. Nos sorprendió con la magia de transgredir las leyes naturales: un artilugio que otorga la inmortalidad y luego la contradicción, el contrapunto; vivir por siempre puede convertirse en una maldición que termina torciendo la débil psique de este moderno Dorian Gray. El hombre sufre la transformación más definitiva y sentencial: la de convertirse en una abominación.

Del Toro y sus monstruos… los que ama y retrata con indulgencia y redención de mil formas: en “El laberinto del fauno”, “La forma del agua”, “Hellboy”… En todas sus películas la maldad no es intrínseca a una apariencia singular ni al horror de una deformidad sobrenatural. ¿Quieres verdadera fealdad, una que no se ve pero que está presente

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