No hay coreografía ni testigos: sólo una canción que se enciende y el cuerpo que responde. Bailar solo en casa aparece a deshora y funciona como un botón de reinicio . No es un capricho: quien baila a solas suele describir alivio inmediato , una especie de “ordenamiento” interno que acomoda el ánimo y despeja la cabeza.
La psicología cotidiana mira estos microhábitos como señales de autorregulación . Igual que mirar el piso puede revelar cansancio o concentración, moverse en el living habla de algo más que gusto musical.
El baile doméstico sube el pulso, sincroniza la respiración y corta la rumiación mental: obliga a estar en el presente, a contar compases y a prestar atención al equilibrio. Además, activa circuitos de recompensa que mejoran el humor sin necesidad de grandes esfu

Clarín

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