“Hay un juego que hay que saber jugar y es el de la polarización”, dice un importante dirigente peronista mientras observa los movimientos internos y las amenazas de ruptura que, en los próximos días, pueden reflejarse en el Congreso. Sabe que, hacia 2027, no hay otro camino que la unidad –aunque ya no alcance solo con eso– para intentar ser una opción competitiva frente al gobierno libertario en un país donde las terceras vías y los caminos del medio no dejan de fracasar.

La unidad, hoy, funciona como mandato. Incluso los gobernadores que coquetearon estos meses con La Libertad Avanza y aportaron votos, ausencias y abstenciones claves a pedido de la Casa Rosada terminaron parándose del otro lado al momento de defender sus territorios. Y para hacerlo, tuvieron que cerrar acuerdos con los

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