Confesando nuestra profunda deformación profesional, hemos recurrentemente insistido acerca del -histórico y aún vigente reprobado Sistema de Salud con el que contamos ; también argumentamos la necesidad de recursar figuradamente, todas aquellas materias en las que resulta evidente que hemos fallado curricularmente.

A partir muchas interacciones personales, mencionaríamos como excepción que el sistema cuenta con excelentes profesionales de la salud (médicos, bioquímicos, enfermeras, kinesiólogos, etc.); pero, una gran mayoría, se encuentra asediada por una maraña de influencias – muchas de ellas tóxicas o al menos nocivas –que condicionan o limitan su accionar hacia determinados objetivos y resultados.

Quienes organizan estructuras y procesos (o dirigen estas acciones), no focalizan

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