Niños y familias en Gaza sacaron agua lodosa de sus tiendas el martes, tratando de proteger las pocas pertenencias que quedan después de dos años de guerra.
Las fuertes lluvias invernales han dejado a los palestinos desplazados chapoteando en agua que les llega a los tobillos, y culpando tanto a Israel como a Hamás por la miseria que persiste a pesar del cese del fuego.
"Todas las tiendas fueron destruidas", afirmó Assmaa Fayad en Deir al-Balah, en el centro de Gaza, cuyo refugio fue dañado en el último aguacero del martes. "¿Dónde está Hamás? ¿Dónde están las personas para ver esta lluvia y cómo nuestros niños se están ahogando?".
"Todos los esfuerzos del mundo para aliviar el desastre han fracasado debido al asedio israelí", dijo por su parte en Telegram el portavoz de Hamás, Hazem Qa

Aporrea

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