La convergencia entre el teletrabajo, la inteligencia artificial y la autosuficiencia rural está abriendo una nueva frontera económica y cultural. Un profesional que puede trabajar a distancia el 80% del tiempo y adopta plenamente la IA —para redactar informes, programar, generar ideas o registrar reuniones— puede reducir su carga efectiva en unas 6 a 10 horas semanales, manteniendo igual productividad. Ese ahorro de tiempo, sumado a las 10 horas que antes se perdían en traslados urbanos, libera más de una jornada completa para otras actividades.

Si ese profesional decide vivir a 60 km de la capital, con terreno propio, puede destinar parte de ese tiempo a producir alimentos. Con 8 horas semanales, puede obtener frutas, verduras, huevos, leche de cabra y carne de gallina por un valor equi

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