Hay quien alcanza enriquecidas cotas de obsesión en términos de creatividad audiovisual con la imagen y la memoria , como le ocurrió a la directora de "My Mexican Bretzel", , quien a raíz del descubrimiento de un tesoro familiar –bobinas de celuloide encontrada en el sótano de la casa de su abuelo en la localidad suiza de Kilberch, después de su fallecimiento– emprendió un viaje de siete años de experimentación, análisis, observación y descubrimiento (llegó a visionar algunas tomas hasta 90 veces) con el hermoso material de filmaciones en las que figuraban escenas de cotidianidad sentimental entre su abuelo y una mujer llamada ficticiamente Vivian Barrett viajando por Europa rodadas entre la década de los 40 y los 60.
Hay quien simplemente deja que ese acopio de recuerdos en movimiento

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