La calabaza es la hortaliza por excelencia del otoño y del invierno. Económica, con un sabor y aroma muy suaves y con toques dulzones, muy nutritiva y sabrosa, es además una de las verduras del huerto que mejor se conserva. Una calabaza entera y cerrada puede aguantar en buen estado meses y meses en una despensa si la almacenamos correctamente: necesitan un espacio fresco y oscuro, a salvo de humedades y con una correcta ventilación. Su piel gruesa actúa de muro de protección contra agresiones externas. Es esa coraza la que ayuda a que se mantenga perfecta durante más tiempo. Pero esa dureza también es la que nos dificulta la tarea a la hora de pelarla para poder cocinarla.

Aunque podemos encontrar calabaza ya cortada en porciones y envasada al vacío en los lineales de verduras de muchos supermercados —una opción que puede resultarnos muy útil si tenemos prisa—, comprar las calabazas enteras siempre es una buena alternativa. Al conservar su propia humedad y jugos naturales, el sabor siempre va a ser más intenso y su carne más tierna; pero además es más económica que comprarla en porciones, mucho más sostenible al no adquirirla envasada en otros materiales, tienes la posibilidad de trocearla según las necesidades de la receta y vas a poder conservarla en mejor estado durante más tiempo. No olvides que si la compras en porciones tienes que consumirla en un máximo de 3 a 5 días, según se indique en el envase, pues se deterioran más rápidamente.

Seguramente, ya te has enfrentado a la tarea de pelar una calabaza en varias ocasiones, en las que habrás salido de la operación con más o menos éxito y que ya tendrás tus propias mañas. La calabaza es, sin duda, la hortaliza que más dificultades nos pone a la hora de quitarle su coraza exterior. Estas son algunas de las estrategias que podemos poner en práctica para facilitarnos la vida cuando nos ponemos delante de la calabaza cuchillo o pelador en mano:

  • Usar el microondas para ablandar la piel. Este método es bastante rápido y, sobre todo, muy efectivo. Lo que haremos será pinchar con un tenedor o cuchillo toda la superficie de la calabaza. Seguidamente, la envolvemos con film transparente y la llevamos al microondas durante unos 10 minutos a máxima potencia. Aunque el tiempo es aproximado, porque dependerá del tamaño de la pieza. Una vez terminado el proceso, sacamos del microondas, retiramos el film, dejamos que enfríe y ya podemos pelar la calabaza con la piel mucho más blanda y fácil de retirar.
  • Ablandarla con el horno. Si la calabaza es muy grande o de piel muy gruesa (según la variedad) podemos cortarla por la mitad con un cuchillo grande de sierra y la colocamos en una bandeja de horno cubierta de papel vegetal boca abajo durante unos 15 o 20 minutos. Transcurrido ese tiempo podemos sacarla del horno y dejar que se atempere, la piel saldrá muy fácilmente.
  • Usar un buen cuchillo o pelador. Aunque parece una obviedad, escoger bien los utensilios de cocina para cada tarea es muy importante. En el caso que nos ocupa, necesitaremos un cuchillo bien afilado que no sea de sierra o un buen pelador en forma de Y. Puedes hacerle un corte a la base de la calabaza para poder apoyarla bien en una tabla de cortar e ir pelándola con el pelador de arriba a abajo, verticalmente. Si usamos cuchillo, la mejor técnica es cortarla primero por la mitad y luego en cuartos.

Otros trucos para sacarle todo el partido

Con un poco de planificación, a una calabaza se le puede sacar mucho partido

Si eres de los que disfrutan en cualquier momento de un bocado de calabaza, te proponemos algunos trucos para sacarle el máximo partido a esta verdura, que está tan deliciosa tanto en recetas dulces como saladas.

  • No tires sus semillas. Si te gustan las pipas, no descartes guardar las de la calabaza para asarlas y tenerlas disponibles en cualquier momento para un tentempié saludable. Una vez las hayas extraído de su interior, tienes que limpiar los filamentos de fibra que se quedan adheridos, limpiarlas bien y dejarlas secar en papel absorbente. Puedes tostarlas en la sartén con sal y algunas especias como canela o pimentón o asarlas al horno vigilando el proceso porque no requieren mucho tiempo para estar listas.
  • Guarda las partes menos vistosas para caldos. Una vez pelada y cortada tu calabaza para la receta que tengas entre manos, puedes guardar también las partes que presentan más fibra o algunos recortes que no vayas a usar en el momento para adicionarlas a caldos o sopas y darle sabor.
  • Congela lo que no vayas a usar. Si has cortado una calabaza entera o media, pero no necesitas usar todas las porciones, sécalas bien y mételas en bolsas para congelar. También es posible congelarla una vez hervida o en forma de crema. Si la congelas cruda, durará en buen estado hasta seis meses; mientras que si ya está cocinada, entre tres y seis meses.
  • Apunta en tu recetario platos dulces y salados. Busca recetas tanto saladas (cremas y sopas, salteados con otras verduras o legumbres, topping para tartas saladas o lasañas, entre otros platos) como dulces (bizcochos, flanes o galletas...) para tener nuevas ideas a la hora de cocinarla.
  • Planifica el uso que vas a dar a tu calabaza. Puedes abrir una calabaza de tamaño medio o grande, pelarla, cortarla en porciones y asarla planificando el uso que le darás a su carne. Puedes aprovecharla para varios días a la semana. Uno puedes utilizar parte de la calabaza para una crema, otro día puedes hacer un salteado con verduras para acompañar otro plato principal, otro día comerla con legumbres y si todavía te queda, integrarla en alguna receta dulce para darte un capricho saludable.