Diosdado Cabello habla con voz quebrada mientras Nicolás Maduro ríe, baila y aparece empuñando la espada de Bolívar junto a un caballo, en una puesta en escena que busca juramentos y espectáculo . Ambas imágenes dicen lo mismo.

El régimen que lleva más de dos décadas destruyendo a Venezuela ya no puede ocultar el final que se acerca . Cuando el poder necesita fabricar épica para sobrevivir es porque perdió el control de la realidad . Es la reacción desesperada de un modelo agotado.

La comunidad internacional finalmente dejó de mirar hacia otro lado. Estados Unidos reconoció lo que en Venezuela se sabe desde hace años. La cúpula que gobierna el país es una narcodictadura sostenida sobre el crimen , el miedo y la represión. Ese reconocimiento no es un gesto diplomático ni un

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