Tijuana, BC.- La pérdida de la vista no fue el final para Alfredo Hernández, de 60 años de edad, sino el inicio de una lucha diaria por sobrevivir en medio del abandono, la pobreza y la indiferencia social.
Hace una década quedó completamente ciego a causa de una agresión que cambió su vida para siempre. Sin atención médica de una institución gubernamental, tuvo que aprender por sí solo a resolver su vida : caminar por las calles usando un bastón y guiarse con el oído, tacto y olfato.
Hoy ‘tantea’ el tiempo el tiempo que tarda en activarse el semáforo para cruzar las calles y poder llegar a conseguir un trabajo barriendo las calles. Sin embargo, su empleo oficial es cantar en los sobreruedas de la colonia El Soler, Independencia, Morelos y Francisco Villa.
No tiene la manera de def

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