Con la apertura total de la A-68 a la altura de Mallén llega la hora de hacer balance del resultado final. Los años de espera han acabado con la paciencia de vecinos, conductores y negocios, que se han visto afectados por años de obras, señales cambiadas, conos en el asfalto y accesos cortados. La autovía ya funciona a pleno rendimiento.

Los establecimientos de la zona han visto pasar los días lentamente desde el inicio de las obras en la carretera. Como punto de descanso, restaurantes y gasolineras han tenido que ‘disfrazarse’ de psicólogos durante el proceso: “Nosotros recibimos a muchos clientes, muchos conductores, y las quejas han sido numerosas . Las personas aprovechaban para desahogarse un poco por no haber podido parar, o por no saber por qué vial entrar. Muchas veces cambiab

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