Pocas veces he encontrado en personas que respeto y con amplia trayectoria profesional, conclusiones tan enfrentadas, como las despertadas por el remanido “espaldazo” que Estudiantes propinó a Central en su visita al Gigante de Arroyito.

Desde ex jueces que manifiestan les ha parecido una falta de respeto total y absoluta entre colegas, hasta quienes aprecian con inocultable mueca de satisfacción, la valentía del gesto.

Una escena dirigida a repercutir, mucho más allá de las orillas del Río Paraná y que pone en evidencia, un problema más profundo que cualquier mohín puntual: la naturalización de arbitrariedades, que, con los años, han horadado la credibilidad del futbol de cabotaje.

Y ante esa realidad, lejos de desviar la mirada, corresponde valorar toda manifestación que obligue a int

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