Igual que se bajó en Atocha cuando llegó a Madrid para iniciar su carrera en la música, Joaquín Sabina se bajaba anoche de ese arte que le ha convertido en leyenda en la misma ciudad, en un Movistar Arena que está a tan solo unas cuantas avenidas de donde le dejó el tren en su día. Un principio y un final que se encuentran en el mismo punto cardinal, como no podía ser de otra manera. Aquí ha vivido el de Úbeda desde entonces y pocos artistas han contribuido, como él, a aquilatar el carácter de la capital , o al menos una cierta acepción de lo que Madrid significa en nuestro imaginario. Esa ciudad abierta, golfa, más romántica que pragmática en la que el cantante encontró la horma de su zapato, y que tantos madrileños creen que sigue siendo así, aunque en realidad ya no lo sea tanto
Sabina cierra el círculo en Madrid: del tren de Atocha que le acercó a la música al adiós sobre el escenario
La Opinión de Murcia2 hrs ago111


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