La peste porcina africana (PPA) es una enfermedad cuyo nombre hace temblar a los ganaderos. En el sector aún se recuerda la última crisis, ocurrida a principios de los 90 y que provocó pérdidas millonarias. Nunca de este entonces se había vuelto a encontrar PPA, hasta la semana pasada, cuando se detectaron los primeros dos jabalíes muertos afectados por este virus.

Ese hallazgo fue el inicio de una crisis sanitaria que no afecta a los seres humanos pero que tiene efectos severos en el sector del porcino, con mucha implantación en Catalunya.

¿Qué es la peste porcina africana?

La peste porcina africana es una enfermedad vírica producida por un virus ADN que afecta a la familia del cerdo doméstico, el jabalí salvaje y a sus híbridos. Es letal y muy contagiosa, con una tasa de mortalidad cercana al 100% entre estos animales, a los que provoca fiebre elevada, anorexia y hemorragias.

Por eso el gran temor de autoridades y sector es que pueda saltar de los jabalís a las granjas, aunque por el momento esto no ha pasado y la enfermedad se ha detectado siempre en animales salvajes.

¿Hay riesgo para las personas?

La peste porcina africana no es una enfermedd zoonótica y, por tanto, no supone peligro alguno para los seres humanos, ni por contacto ni por ingesta. Los productos cárnicos están a salvo de la enfermedad en el caso de los humanos, aunque pueden ser un foco de transmisión si se contaminan y llegan a ser ingeridos por los animales.

¿Cuál es el origen del foco?

Según las últimas informaciones ofrecidas por el Govern, la actual hipótesis es que un animal pudo contagiarse después de haber ingerido de la basura restos de un bocadillo con producto contaminado.

¿Qué supone esta crísis para el sector del porcino?

Catalunya es una potencia mundial en el sector porcino y representa el 40% de todo el cerdo que se exporta en España y cerca del 12% de la UE. Por eso la deteción de PPA es un verdadero terremoto para el sector primario, pues obliga a tomar una serie de medidas, como suspender una parte de las exportaciones, dependiendo de los acuerdos comerciales que se tengan con los diferentes países.

De entrada, cuando se produce un caso se inicia una prohibición general de exportar productos derivados del cerdo fuera de la Unión Europea. Pero esta limitación queda suspendida en algunos casos, ya que España cuenta con acuerdos bilaterales con países que sí permiten la comercialización a pesar de la enfermedad, como es el caso de grandes compradores como China, Estados Unidos o Reino Unido. Por contra, entre los principales Estados que han bloqueado las compras están Japón o México.

¿Cómo se intenta controlar la enfermedad?

El departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat ha activado el plan de contingencia para contener la enfermedad. Entre otras medidas, el Govern ha trazado dos perímetros: el primero, con un radio de 6 kilómetros, en que se restringe la movilidad. El segundo, con 20 kilómetros a la redonda, incluye el confinamiento de 39 granjas, para extremar precauciones, evitar desplazamientos de animales y desinfectar.

Las restricciones para los ciudadanos en general suponen la prohibición de accesos a la zona boscosa de los primeros 6 kilómetros, excepto para los residentes. Este círuclo incluye los municipios de Sabadell, Sant Quirze del Vallès, Polinyà, Santa Perpètua de Mogoda, Montcada i Reixac, Ripollet, Barberà del Vallès, Badia del Vallès, Cerdanyola del Vallès, Sant Cugat del Vallès, Terrassa y Rubí.

En el segundo círculo de 20 kilómetros se han prohibido las actividades al aire libre, tales como deportes en la zona boscosa, paseos, excursiones o acercarse en vehículos. Esta restricción de movilidad en el bosque afecta a 76 municipios, incluyendo la sierra de Collserola, un parque natural muy frecuentado por los barceloneses.

¿Qué dice el sector?

Los ganaderos catalanes confían en que las altas medidas de seguridad de las granjas impedirán que el virus de la peste porcina africana acabe entrando a sus explotaciones. Desde el sector hacen una llamada a la calma y reclaman “no pagar los platos rotos” de una crisis ante la que, recuerdan, son “víctimas”

Desde el sector señalan además que las medidas de bioseguridad implentadas son máximas en todas las explotaciones catalanas. Entre otras, disponen de vallas, extrictos controles de entrada y salida de la granja, duchas para desinfectar y control del movimiento de ganado, detallan. El sector también pide medidas contundentes sobre el origen de la infección.