La Unidad Militar de Emergencias (UME) con drones subacuáticos y el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) del Cuerpo Nacional de Policía comenzarán mañana, martes, los trabajos para tratar de recuperar del fondo de la balsa de la explotación minera de espato-flúor del pueblo de Berbes, en el concejo asturiano de Ribadesella, los dos vehículos que presuntamente arrojó, hace 38 años, Antonio María da Silva. Los trabajos se realizan a instancias de un juzgado de Gijón para comprobar de forma fehaciente si en el interior de los turismos podrían encontrarse los restos de su esposa, Mari Trini Suardíaz, y su bebé Beatriz, de 13 meses, desaparecidas en 1987.
La magistrada-jueza Ana López Pandiella, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón, ha autorizado a la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional a buscar alguna pista en la balsa, después de que las investigaciones de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada de Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía de Gijón apuntasen hacia esta tesis.
El mutismo de 'El Portugués'
Desde un principio, el marido de Mari Trini, Antonio da Silva, conocido como “El portugués”, levantó las sospechas de los investigadores por su falta de colaboración sobre el paradero de su mujer y su hija. Unas sospechas que se fueron acrecentando a raíz de que varios vecinos aseguraran que había arrojado a la balsa dos vehículos de su propiedad.
“El Portugués”, de 81 años, vive en una residencia para mayores y no ha cambiado su actitud. Se mantiene en un hermético silencio. La semana pasada, agentes de la Policía Nacional se personaron en la residencia para interrogarle. No lograron que les dijera ni una sola palabra sobre Mari Trini y Beatriz.
La última vez que fueron vistas con vida
La última vez que se vio con vida a la mujer fue el 15 de julio de 1987. Ese día, se desplazó junto a su marido y su bebé hasta la Audiencia Provincial de León para recoger personalmente la citación para su asistencia a un juicio programado para el 15 de septiembre -apenas dos meses después- por una denuncia que ella había interpuesto contra él por los delitos de detención ilegal y amenazas. Ninguno de los dos se presentó a la vista oral del juicio.
Carlos Suardíaz denunció en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Gijón la desaparición de su hermana y su sobrina, pero murió sin saber qué había pasado con ellas.

Una exhaustiva investigación policial
La UDEV nunca cerró la investigación a lo largo de estos 38 años, pero hubo pocos avances y no se logró dar con su paradero. Los testimonios que apuntaban a la posibilidad de que pudieran encontrarse en el interior de los vehículos arrojados a la balsa devolvió la esperanza de poder esclarecer esta misteriosa desaparición.
El matrimonio había vivido en la localidad de Matadeón de los Oteros, en la provincia de León, y a raíz de la denuncia por malos tratos Mari Trini y su hija se habían trasladado a Berbes. Este hecho, unido a la versión de los vecinos sobre los coches arrojados a la balsa, llevó a los investigadores a plantear al juzgado la posibilidad de comprobar este hilo del que tirar.
Ayuda externa para resolver el caso
El pasado 11 de abril, el juzgado acordó continuar con las diligencias de investigación al considerar que “de todo lo actuado es lógico sospechar que en el interior de alguno de los vehículos hallados enterrados en el fondo de la balsa sita en la bocamina de la localidad de Berbes pudieran encontrarse pruebas acerca de lo ocurrido a las mujeres desaparecidas, apuntando la imposibilidad de continuar con las gestiones judicialmente acordadas por carencia de medios necesarios para continuar con los trabajos”, según un auto al que ha tenido acceso elDiario.es Asturias .
Los buceadores del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional confirmaron que había dos turismos en el fondo de la balsa, pero ante la falta de medios para poder acceder a los vehículos se requirió al juzgado para solicitar ayuda externa.
La búsqueda de restos
Ana López Pandiella atendió a su petición y ordenó que por parte de la Dirección Adjunta Operativa se dispusieran los medios necesarios para continuar con los trabajos, “en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las personas desaparecidas”, señala en el auto.
La magistrada-jueza instaba así a recabar la colaboración de “cuantas entidades y organismos se estimen precisos, en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las personas desaparecidas, labores de cuya organización y supervisión estarían encargados los funcionarios de la UDEV de la Brigada de Policía Judicial de Gijón”.
Una ayuda externa que llega a través de los drones subacuáticos de la UME y el GOIT de la Policía Nacional, para tratar de resolver este complejo caso de desaparición 38 años después.

ElDiario.es
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