El gobierno estadounidense endureció su postura contra el régimen de Nicolás Maduro, combinando presión diplomática, despliegue militar y advertencias públicas, mientras se alejan las posibilidades de una salida negociada y crece la incertidumbre en la región ante un eventual escenario de intervención.
La relación entre Estados Unidos y Venezuela atraviesa su momento más delicado en años, con una escalada que combina advertencias públicas, movimientos militares y presión diplomática directa sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Washington ha intensificado su postura hacia Caracas y ha dejado en claro que busca un cambio político inmediato, en un contexto donde el discurso oficial norteamericano mezcla seguridad regional, narcotráfico y estabilidad hemisférica como justificación central.
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