El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró este martes que su administración comenzará "muy pronto" ataques por tierra en Venezuela, en el contexto de una ofensiva contra el narcotráfico. Durante una reunión de seguridad con su gabinete, transmitida por la Casa Blanca, Trump afirmó que las operaciones en territorio venezolano son inminentes y que cuentan con información suficiente para llevarlas a cabo.

"En tierra es mucho más fácil. Conocemos las rutas que toman. Lo sabemos todo sobre ellos. Sabemos dónde viven. Sabemos dónde viven los malos, y vamos a empezar con eso también muy pronto", expresó el mandatario.

Estas declaraciones se producen mientras una flota naval estadounidense permanece desplegada cerca de la costa de Venezuela, en el marco de la operación militar denominada Lanza del Sur. Esta operación ha resultado en la destrucción de cerca de veinte embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, con más de 80 muertes reportadas, todas ellas vinculadas a supuestos narcotraficantes, según el gobierno estadounidense.

Trump también advirtió a pilotos y aerolíneas que consideren el espacio aéreo venezolano "cerrado en su totalidad". En su intervención, el presidente criticó la política migratoria de la administración anterior, liderada por Joe Biden, acusándola de permitir un flujo de drogas y la entrada de criminales sin control.

"Estamos eliminando a esos hijos de puta", afirmó Trump, refiriéndose a los narcotraficantes. Además, sugirió que cualquier país que produzca o venda drogas a Estados Unidos podría ser objeto de ataques.

Respecto a un ataque anterior, el 2 de septiembre, se ha mencionado la posibilidad de un segundo bombardeo para eliminar a sobrevivientes, lo que ha suscitado acusaciones de crímenes de guerra. Trump, al ser cuestionado sobre este tema, dijo que no tiene información al respecto y que confía en el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y en el almirante Frank Bradley, quien dirige la operación.

El mandatario aseguró que las acciones militares han tenido un impacto positivo en la seguridad interna de Estados Unidos, afirmando que la destrucción de embarcaciones cargadas de drogas ha salvado "miles de vidas". Tanto la Casa Blanca como el Pentágono han defendido la legalidad de estas operaciones y han respaldado la conducción militar del operativo.