El pasado fin de semana, Las Ramblas Centro iluminó la ciudad con algo más que luces: con conciencia. El tradicional encendido navideño se transformó en una escena teatral que emocionó al público y lanzó un mensaje cargado de ternura… y de realidad.

Sobre la charca central, la tarima flotante se convirtió en una habitación infantil. Allí, bajo un haz cálido de luz, una niña escribió su carta a Papá Noel. Pero esta vez no pedía juguetes. Pedía una casa para su mamá, más tiempo para ver a sus abuelos, oportunidades para su tía que tuvo que marcharse por trabajo, amor para su papá en el cielo y esperanza para un planeta que se derrite.

A medida que la voz de la pequeña Lucía sonaba, los farolillos flotantes que rodeaban la tarima se fueron encendiendo uno a uno, con palabras que reflejaban

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