El día después de las elecciones de medio término empezó a manifestarse con intensidad una crisis que no adquiere esta definición en la narrativa económica tradicional. Esto es así porque la categoría crisis está asociada fundamentalmente a desbordes cambiarios e inflacionarios. Sin embargo, una ola de despidos y cierres de empresas, como la que se despliega desde el 27 de octubre pasado, es una crisis socio productiva de proporciones aunque no se la menciona de esta manera.

Es una crisis sin corridas ni hiperinflación, pero con despidos masivos y fábricas cerradas. Es una crisis en pleno desarrollo que recibe cierta indiferencia en parte de la población, que sigue anestesiada por la fantasía de la estabilidad cambiaria, mantenida solamente por el tubo de oxígeno financiero de la a

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