La asunción de la cordobesa Alejandra Monteoliva como ministra de Seguridad de la Nación fue, en apariencia, un trámite ceremonial: Salón Blanco, la jura de rigor y discursos con la liturgia clásica del orden y el combate al delito. Pero detrás del protocolo se movió otro tablero más político. Y Córdoba, con el ministro Juan Pablo Quinteros al frente, decidió estar ahí.
No sólo para la foto, sino para enviar un mensaje que ratificó que el vínculo con la conducción nacional es estratégico, al menos en Seguridad.
Quinteros llegó a la Casa Rosada acompañado por el jefe de la Policía de Córdoba, Leonardo Gutiérrez. Se ubicó entre las primeras filas mientras Javier Milei y Patricia Bullrich oficiaban de anfitriones políticos en la transición hacia la nueva etapa. En un Gobierno nacional que r

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