Durante 68 días, en 10 hectáreas de la inmensidad serrana que rodea al ex centro clandestino de detención, desaparición y tortura de La Perla, maquinarias pesadas y manos especializadas movieron toneladas de tierra en busca de restos humanos. Los hallaron: numerosos fragmentos que ahora comienzan un proceso de datación, corroboración y análisis genético, en procura de establecer las identidades de personas que hace casi cinco décadas habrían sido enterradas clandestinamente en ese sitio.

Loma del Torito se denomina el lugar. Una zona de monte espeso desde donde se pueden ver varias urbanizaciones de La Calera que no existían cuando habrían ocurrido los enterramientos clandestinos que la Justicia trata de corroborar en terreno. La Perla operó como centro de tortura y muerte desde el golpe

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