Los hinchas brasileños que llegaron a Lima para apoyar a Flamengo y Palmeiras han quedado atónitos ante el caótico tráfico de la ciudad. La imprudencia de los conductores y el constante sonido de los cláxones reflejan una falta de orden que va más allá de la simple planificación vial. El streamer español Ibai Llanos también ha comentado sobre esta situación, sugiriendo que el tráfico limeño es un espejo de la sociedad peruana.

"Si alguien está delante de mí, busco sobrepasarlo porque no me importan las reglas ni el respeto ni el orden", señala un análisis que critica la mentalidad de muchos conductores. Este comportamiento se extiende a otros ámbitos de la vida pública, donde la corrupción y la falta de ética son comunes. Desde el tráfico de influencias hasta la evasión de impuestos, la sociedad parece estar atrapada en un ciclo de desorden y falta de responsabilidad.

Por otro lado, la violencia en la política peruana ha cobrado protagonismo. El precandidato presidencial Rafael Belaunde Llosa fue atacado a tiros en Cerro Azul, Cañete, mientras se desplazaba en su camioneta. Este ataque, que parece haber estado dirigido a su rostro, ha generado preocupación sobre la creciente polarización y la influencia de las mafias en las campañas electorales.

"Este tipo de hechos podrían pasar, en primer lugar por el elevado nivel de polarización con que entramos a la campaña", advierte un análisis sobre la situación actual. La violencia política no es nueva en la región, recordando casos trágicos en Ecuador y Colombia.

Belaunde Llosa, quien se encontraba realizando actividades personales en sus propiedades, ha sobrevivido al ataque, pero la situación plantea serias preguntas sobre la seguridad de los candidatos en un entorno electoral cada vez más peligroso. Las autoridades deben investigar este incidente y otros similares para evitar que la violencia se normalice en la política peruana.

Ambos fenómenos, el caos del tráfico y la violencia electoral, reflejan una crisis más profunda en la sociedad peruana, donde la falta de respeto por las normas y la ética se manifiestan en múltiples aspectos de la vida cotidiana y política.