Las mudanzas son procesos muy estresantes. No sólo implican irse a vivir a un sitio completamente distinto y quizás alejado, sino también trasladar todas las pertenencias, algunas de las cuales podrían perderse o romperse durante el viaje. Si los humanos sufren esas modificaciones tan drásticas, para los animales son muchísimo peores. Por eso, hay que prestar especial atención a ciertas señales que dan las mascotas para evitar que se estresen demasiado.

Hay una diferencia clave: las personas toman la decisión de mudarse y entienden y son conscientes de por qué dejan su entorno actual para irse a vivir a otro lado. Los perros y los gatos no lo saben, por lo que se encuentran, de la noche a la mañana, con que el hogar que funcionaba como su guarida o sitio seguro ya no está.

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