Anunció a bombo y platillo que rompía su alianza parlamentaria con Pedro Sánchez y los incrédulos se cargaron de razón cuando días más tarde Puigdemont ordenaba a sus huestes madrileñas, siete exactamente, que votaran a favor de una iniciativa parlamentaria del Gobierno. Meses antes ya había dicho que no apoyaría proyectos de ley que fueran importantes para el Gobierno, y en el último minuto los convergentes votaron a favor. Eso explica el escepticismo ante el primer anuncio de ruptura de Puigdemont. Ahora, sin embargo, Sánchez está inquieto con Puigdemont. Por no decir angustiado. En plena crisis Ábalos, Koldo y Cerdán, con los dos primeros conducidos en un furgón a Soto de Real y haciendo declaraciones demoledoras para el sanchismo, el presidente del Gobierno organizó su agenda para empr

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