Una persona conocida mía, que está inmersa en el mundo de la electrónica, me ha dicho: «Producimos ordenadores que procesan cada vez mayor información, pero nos comunicamos menos».
Enorme información, pero pobre comunicación. Esta es la realidad actual. En el mundo de la información digital, la genuina comunicación ha disminuido de forma alarmante.
La ciencia y la técnica van en aumento, pero la verdadera comunicación entre las personas se empobrece. Los mismos teléfonos móviles, que deberían servir para la comunicación, con frecuencia nos alejan de ella.
El teléfono móvil, como juguete egoísta, es omnipresente y nos aleja de las personas que están a nuestro lado. Lo podemos contemplar diariamente en la calle, en los locales, en los bares y en el mismo hogar.
Es una terrible paradoja q

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