Juanfran Pérez Llorca habla poco pero se le entiende . Si en sus escasas intervenciones se ha caracterizado por la concisión (nada que ver con los discursos de extensión castrista de su predecesor Carlos Mazón, cinco horas en el último debate de política general), sus gestos también están siendo bastante elocuentes.

Entre la ofrenda de paz y el juego del equilibrista, la reestructuración del Consell deja algunos mensajes claros. El primero, que el nuevo jefe del Consell aplica el manual del sucesor y busca desprenderse de la tutela del ‘padre político’ construyendo su propio equipo , con una limpieza casi total en Presidencia de la Generalitat. Llorca ha echado mano de altos cargos forjados en los gobiernos de Francisco Camps y Alberto Fabra , especialmente el primero, para la sala

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