Nuestro país está lleno de puentes singulares por su diseño o que son relevantes por el momento histórico en el que se levantaron. Ese puede ser el caso del puente (no) romano de Cangas de Onís ; del colgante de Amposta , que se hizo siguiendo el diseño del emblemático paso de Brooklyn (Estados Unidos); o del Puente Nuevo de Ronda, que necesitó dos intentos para su construcción y que se ha terminado por convertir en todo un símbolo de la ciudad.
En la ciudad andaluza, se necesitaron dos intentos para construir un paso de casi 100 metros de altura. Sin embargo, en otras localidades se han dejado puentes a medio levantar . Es el caso de la ciudad catalana de Cardona, donde se comenzó a construir un paso que se dejó sin terminar y que ha acabado conociéndose como Puente Roto o Puente del Diablo .
El Puente del Diablo sin acabar
Los ingenieros proyectaron un puente en la parte norte de este municipio, actualmente con menos de cinco mil habitantes. El plan era sustituir al puente de Sant Joan inundable con las riadas estacionales del río Cardener, garantizando así un paso seguro por la zona, según explican desde el consistorio. Y tenía un nombre previsto, aunque nada original pero común: Puente Nuevo.
La construcción se inició a lo largo de la primera mitad del siglo XIV e iba a ser una de las obras más destacadas por su magnitud, según consta en escritos e instancias de la época, añaden desde el servicio de turismo de la Generalitat de Catalunya.
Sin embargo, nada salió como se esperaba porque el puente quedó inacabado, aunque se desconocen los motivos. De los cuatro o cinco arcos que constaban en el proyecto, se construyeron los dos centrales y se iniciaron los extremos. Los arcos que sí tomaron forma miden 59,25 metros: el mayor 25,50 metros de diámetro y el menor 15,80 metros.
Respecto a los pilares, tienen una profundidad de cinco metros y conservan los tajamares en el lado por donde bajan las aguas. Y hasta ahí llegó la construcción, que nunca llegó a acabarse. Su no conclusión también motivó el cambio de nombre , porque actualmente se le conoce como Puente Roto o Puente del Diablo, en referencia a su particular silueta.
Pese a que nunca llegó a convertirse en una infraestructura útil, el Puente del Diablo de Cardona se ha convertido en un reclamo turístico al que muchos acuden por curiosidad o para fotografiarlo. Otros puntos de interés del municipio barcelonés son el imponente castillo medieval, la colegiata de Sant Vicenç, la iglesia de Sant Miquel o el Parque Cultural de la Montaña de Sal.

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