Las elecciones de Extremadura del próximo 21 de diciembre abrirán un nuevo ciclo electoral que repartirá en España todo el poder local, autonómico y estatal hasta 2027. La campaña se abre este viernes, y todos los partidos coinciden en señalar el carácter nacional de los comicios, adelantados por la imposibilidad de la presidenta, María Guardiola, de pactar unos presupuestos con Vox. El resultado marcará la relación del PP con sus socios ultras, y determinará la capacidad de la izquierda de retener el voto ante los escándalos de corrupción y el desgaste del Gobierno de Pedro Sánchez.

“Extremadura va a marcar el camino”, dijo este jueves el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un acto ya casi de campaña celebrado en Don Benito. Sin pedir expresamente el voto, algo prohibido hasta la medianoche del viernes, Feijóo dejó muy claro que los comicios extremeños son fundamentales para sus propios intereses.

“No solo para Extremadura”, dijo, “son importantes para toda España”. El motivo: “Extremadura puede ser el inicio del fin de la decadencia política que está viviendo España. Extremadura puede ser el inicio del fin del ‘sanchismo’, que mande un mensaje de cambio y de esperanza al conjunto de los españoles”. “Nunca las elecciones en Extremadura han sido tan importantes para el futuro de España. La mayoría de españoles estarán atentos a lo que ustedes decidan”, concluyó.

Los comicios se producen a causa del bloqueo presupuestario al que está sometido Extremadura. María Guardiola perdió las elecciones en 2023 por un puñado de votos, pero empató a escaños con el PSOE. Tras resistirse, el PP la obligó a cerrar un Gobierno de coalición con Vox. La extrema derecha abandonó el Ejecutivo un año después, como en el resto de comunidades que cogobernaba con el PP. Desde entonces, cada negociación se ha saldado con una cesión ideológica del PP hacia Vox. Tal y como se ha visto en la Comunitat Valenciana, donde Carlos Mazón, primero, y Juan Francisco Pérez Llorca, después, han 'comprado' a Santiago Abascal sus diatribas contra los menores migrantes, el ecologismo o las políticas contra la violencia machista .

Abascal pone proa a Feijóo

PP y Vox se juegan en Extremadura mucho más que mantener el poder. Abascal ha puesto la proa a Feijóo. Las encuestas señalan un potente trasvase de voto hacia la extrema derecha que el PP no puede contener, pese a comprar el discurso más ultra.

Este mismo jueves, Feijóo señaló que “el fanatismo ideológico” está detrás del brote de peste porcina detectado en Barcelona. Pese a que no hay en este momento ninguna posibilidad de contagio con Extremadura, Feijóo reclamó “circunvalar” la enfermedad en su territorio de origen, y reclamó derogar la “legislación de urbanita”.

El líder de Vox, por su parte, se desplazó ya hace días a Extremadura. Abascal ha ignorado sus responsabilidades parlamentarias y se volcará en recorrer todo el territorio. La marca electoral no es el candidato, un desconocido Óscar Fernández, sino el jefe del partido en Madrid.

La respuesta del PP es desplegar también una “caravana paralela” a la de María Guardiola, en términos propios, con actos de Feijóo. El líder de la oposición se ha implicado de lleno en una campaña que, según las encuestas, deparará un resultado que obligará al PP a entenderse con Vox o ir a repetición electoral. 

El PSOE busca perder por lo menos posible

En el PSOE salen a la carrera sin expectativas de ganarla. El único objetivo de los de Pedro Sánchez es mantener el pulso suficiente para que Guardiola no logre la mayoría absoluta y dependa de Vox para gobernar allanando el terreno de próximos comicios, especialmente los de Andalucía. 

Pedro Sánchez y el candidato del PSOE en Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, en una imagen de archivo. EFE/JERO MORALES

A los socialistas les ha facilitado ese relato el acuerdo de PP y Vox para investir a Pérez Llorca como sucesor de Carlos Mazón en la Comunitat Valenciana y es lo que explotarán durante la campaña extremeña. La otra gran idea fuerza del PSOE es contraponer el modelo de los gobiernos socialistas, bien sea de Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero a nivel nacional o de Guillermo Fernández Vara y Juan Carlos Ibarra en Extremadura, frente al de la derecha cuando gobierna, en solitario o gracias a la ultraderecha. 

El adelanto de Guardiola pilló a los socialistas con el pie cambiado y con los dedos cruzados para que el arranque del ciclo electoral fuera en Castilla y León, donde la extrema derecha tiene una gran implantación y aspiran a ser primera fuerza, aunque no tengan expectativas de gobernar . Arrancar la espiral electoral con una victoria les permitiría, además, situar a Feijóo frente a su espejo tras haber reclamado incansablemente que se dejara gobernar a la lista más votada como excusa para no tener que pactar con la extrema derecha. 

Sin embargo, en Moncloa son conscientes de que no tienen nada que hacer en Extremadura, donde reconocen que el candidato tampoco tiene tirón. De hecho, en Ferraz planeó la posibilidad de un relevo en la dirección regional, pero el estallido de la causa por el supuesto enchufe del hermano de Sánchez en la Diputación de Badajoz que presidía entonces Miguel Ángel Gallardo cortocircuitó cualquier intención de ese tipo. 

Ahora David Sánchez y el propio Gallardo están a la espera de la celebración del juicio. El presidente ha evitado el asunto y en Ferraz sostienen que no será uno de los argumentos de la campaña. No obstante, la vicepresidenta y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, no lo obvió 24 horas antes del pistoletazo oficial. “Tenemos el mejor candidato. Tenemos a un hombre bueno, a un hombre honesto sobre el que se desarrolla una campaña de difamación como la desarrolla el PP también contra Pedro Sánchez y contra la gran mayoría de nosotros, pero la verdad siempre se abre camino, Miguel Ángel, a veces a trompicones”, le animó. Sánchez acudirá al menos a otro acto de campaña, además de la apertura, y la intención de Ferraz es enviar a varios ministros a arropar a Gallardo.  

El PSOE llega, además, a las elecciones tras el shock de la corrupción en el núcleo duro de Sánchez, tras el ingreso en prisión del exministro José Luis Ábalos y la involucración del también exsecretario de Organización Santos Cerdán, que se ha sumado ahora al incendio que se ha generado en el PSOE por la gestión que ha hecho Ferraz de las denuncias contra el exasesor del presidente Paco Salazar .

No obstante, la intención de Sánchez es insuflar ánimos a los suyos, que siempre dicen que en las campañas van de menos a más. “Nos sientan muy bien las campañas electorales. Guardiola está haciendo como Feijóo. No va a los debates y ya empiezan con las encuestas. Que se queden con las encuestas que nosotros el 21 de diciembre les vamos a ganar las elecciones”, afirmó en el acto de arranque oficial de la competición este jueves.

Podemos e IU, juntos

Unidas por Extremadura, la coalición que lidera Irene de Miguel y que agrupa a Podemos, Izquierda Unida y Alianza Verde, llega a estas elecciones con posibilidades de aumentar su renta de diputados. En las últimas elecciones, la candidatura sacó cuatro escaños y cerca de 36.000 votos, un resultado similar al de cuatro años antes. Esta vez, ante el desgaste del PSOE, las encuestas auguran un crecimiento notable: el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) pronostica un crecimiento del 3,6 puntos, hasta el 9,6%, un porcentaje que podría consolidarse en hasta siete escaños. 

Los dirigentes estatales de la izquierda miran con lupa estas elecciones porque tendrán seguramente impacto en la reconfiguración del espacio. Si se consolida lo que apuntan los sondeos, Unidas por Extremadura sería la primera experiencia de la izquierda (excluyendo el caso de Más Madrid) que mejora sus resultados en los últimos años. Por eso, en las últimas semanas los partidos estatales han tratado de disputarse el relato sobre la maternidad de esta alianza. Podemos, que desde el 23J ha emprendido un camino de separación de los partidos organizados alrededor de Sumar, ha reivindicado en las últimas semanas la alianza con Izquierda Unida como el camino a seguir de cara al futuro. 

Si las cosas van bien en Extremadura, argumentan en el partido de Ione Belarra, será una demostración de que las alianzas funcionan y tienen sentido cuando queda fuera Sumar y todo lo que está relacionado con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Pero es una visión que no comparten en IU, donde creen que la clave del éxito de esta alianza es el trabajo sin ruido de las fuerzas políticas que la componen. En Sumar, donde no han conseguido incorporarse a la coalición, hablan del éxito de un proyecto que ha conseguido trascender a las siglas. 

Movimiento Sumar ha intentado reivindicar en los últimos días su presencia en las listas, al argumentar que la número 22, que figura como independiente, responde en realidad a sus filas. Pero la realidad es que el partido de Díaz ha quedado fuera de las negociaciones de la alianza y no lleva firma ni compartirá recursos después de las elecciones. 

Este punto complica de hecho la presencia de los ministros de Sumar en la campaña. Ni Yolanda Díaz ni Ernest Urtasun ni Pablo Bustinduy ni Mónica García pertenecen a las formaciones que conforman la alianza, por lo que es poco probable que aparezcan estos días en actos en el territorio. Quienes sí estarán serán las líderes de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, y el de Izquierda Unida, Antonio Maíllo. También podría hacer algún acto la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, de esa última formación, aunque todavía no está cerrado el calendario de actos.