El Guggenheim ha perdido a la persona que proyectó Bilbao al mundo y cimentó su éxito hacia el exterior. Sin las formas orgánicas de Frank ... O. Gehry, nada hubiera sido igual. El museo no habría ocupado tanto espacio en la prensa y la televisión extranjeras. Y sin el sinuoso inmueble de Abandoibarra, Gehry tampoco se habría convertido en una celebridad mundial.

En la fecha de inauguración del Guggenheim, octubre de 1997, el arquitecto canadiense –pero afincado en Estados Unidos desde hace décadas– ya tenía el Pritzker, el premio de mayor valor dentro de la profesión, y proyectos rompedores que le habían dado fama, como la reforma de su casa en Santa Mónica. Realizada con malla metálica, madera contrachapada y asfalto negro para el suelo supuso un desafío, no exento de humor, al glamu

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