El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su presión sobre el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, exigiendo su renuncia y sugiriendo la posibilidad de una intervención militar. Trump ha vinculado esta situación a la crisis de drogas y migración, afirmando que "tenemos que ocuparnos de Venezuela. Ellos enviaron a cientos de miles de personas a nuestro país desde cárceles". Sin embargo, no hay evidencia que respalde esta afirmación sobre los migrantes venezolanos.
Mientras el gobierno estadounidense continúa su enfoque en las embarcaciones de drogas en el mar, Trump ha advertido que los ataques contra los cárteles de la droga en Venezuela podrían comenzar "muy pronto". Expertos advierten que cualquier acción militar podría resultar en un desplazamiento masivo de venezolanos, similar a la crisis de 2017, que llevó a miles a buscar refugio en Estados Unidos.
Un estudio del Niskanen Center sugiere que, si se llevaran a cabo ataques limitados, entre 1,7 millones y 3 millones de personas podrían huir de Venezuela en los próximos años. Si los ataques provocaran un conflicto interno prolongado, el número de desplazados podría superar los 4 millones, lo que afectaría a países vecinos como Colombia y Brasil, ya sobrecargados por la crisis migratoria.
Gil Guerra, analista de políticas migratorias, comentó: "Cualquier tipo de ataque militar causaría pánico y alteraría las cadenas de suministro, y sería muy fácil que los rumores se propagaran y empujaran a la gente a huir". En caso de que Estados Unidos optara por ataques limitados sin intención de derrocar a Maduro, el estudio estima que el número de refugiados podría limitarse a menos de 20,000.
El grupo de ataque del portaviones Gerald R. Ford se dirige al Caribe, en medio de un aumento de recursos militares estadounidenses en la región. En un escenario de intervención a gran escala, el desplazamiento podría variar desde cientos de miles hasta más de 4 millones, dependiendo de la rapidez con la que se restablezca la estabilidad en el país.
Francisco Rodríguez, investigador del Center for Economic and Policy Research, advirtió que "solo se ve una gran crisis de refugiados en el escenario de una confrontación armada prolongada". La última crisis migratoria de Venezuela, que comenzó en 2017, fue impulsada por el colapso económico y la represión política, lo que llevó a un éxodo masivo de ciudadanos.
Henrique, un migrante que dejó Venezuela en 2017, explicó que la decisión de irse fue impulsada por la combinación de represión y crisis económica. "La economía estaba en ruinas desde 2014: hiperinflación, sin empleos, sin salarios decentes", afirmó. Según los expertos, la migración venezolana es principalmente económica, y las sanciones estadounidenses han exacerbado la crisis.
El éxodo de venezolanos ha aumentado significativamente desde 2017, con aproximadamente 140,000 migrantes adicionales en Estados Unidos entre 2017 y 2021. La crisis actual se ha visto agravada por la caída de los precios del petróleo y la corrupción en PDVSA, la empresa estatal de petróleo, que ha sido la principal fuente de ingresos del país. Las sanciones impuestas por Estados Unidos desde 2008, y especialmente las de 2017, han contribuido al colapso económico y a la crisis humanitaria en Venezuela.

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