El 6 de diciembre es festivo en España por ser el Día de la Constitución Española, pero en algunas zonas de Europa también lo es, aunque por una razón bien distinta y que tiene mayor relación con la Navidad. Y es que es el 6 de diciembre cuando se festeja San Nicolás , que trae regalos en la víspera, a los niños que se han portado bien.
Los Krampus: el antagonista de San Nicolás
San Nicolás no viene solo ese día, sino que lo hace acompañado de unas figuras diabólicas, cuyos desfiles en diferentes zonas de Europa, sobre todo Austria, Alemania o Hungría, ha despertado debate y polémica en redes sociales, que lo han llegado a comparar con un ritual satánico.
No lo son, por mucho que lo parezca, sino que son una tradición navideña con siglos de historia, en el que una criatura con aspecto de elfo más parecido a un monstruo forma parte del folclore, llamada Krampus, y que se encarga de la lista de los niños que no se han portado bien.
Así, esta figura desfila junto a San Nicolás en el llamado Krampuslauf , una cabalgata en la que aparecen personas disfrazadas de este personaje que recuerda a los atributos clásicos del demonio, como cuernos, aspecto aterrador, con cuerpo que es mitad cabra, y que generan una imagen de lo más aterradora que pocas veces relacionamos con la Navidad.

Y es que la festividad navideña no fue siempre luz y color, sino que siempre ha tenido también una cara oscura, que en zonas de Alemania, Austria y Hungría se refleja en los Kramps, que se encargan de recordar a los niños que las malas acciones tienen consecuencias, pero no solo van a por los que se han portado mal, sino también con los que tienen poco espíritu de Navidad.
Los desfiles de Krampus: tradición, artesanía y cultura
Los Krampus son así los protagonistas de los desfiles, en los que también se cuela el Glühwein o las castañas asadas, y que ofrecen un punto más amable que el de la apariencia aterradora de estos personajes y del ruido ensordecedor que hacen los cencerros gigantes que portan en sus cinturas.
La tradición de los desfiles de Krampus no solo tiene la misión de que los niños aprendan la lección, sino también el de ahuyentar los malos espíritus, en un ejemplo también de folclore local que se ha convertido en una especie de obra de teatro en la calle del que el público forma parte.
Además, muchos de los trajes son elaborados de forma artesanal, que se aprecia sobre todo en las máscaras que reciben el nombre de Larve , todo con un nivel de detalle profesional y a medida, en el que sobresalen también los vestidos a base de piel de oveja o cabra. Para ser Krampus, y evitar nivel de violencia descontrolada, se necesita una especie de carné o permiso especial.
Si se quiere disfrutar de un desfile de Krampus se recomiendan los pueblos del Tirol o Salzburgo y sus alrededores, donde la experiencia es más auténtica e impacta visualmente, sobre todo si se presencia por primera vez.

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