Cuatro décadas marcando estilo y creando confianza . Cuando Óscar Rodríguez abrió su primera tienda en Viveiro aquel 13 de diciembre de 1985, difícilmente podía imaginar que, cuarenta años más tarde, sus diseños viajarían por medio planeta y que personalidades del cine, la música o el arte lucirían piezas nacidas en su pequeño taller. Lo que sí tenía claro desde el principio era el objetivo: acercar la alta joyería al público, sin distancias ni formalismos, y convertir cada pieza en un recuerdo duradero.

Hoy, con una clientela que abarca desde vecinos de Viveiro hasta visitantes de todos los continentes —porque por esta ciudad pasa gente de medio mundo—, la joyería mantiene intacto aquel espíritu cercano que marcó sus orígenes.

Una empresa familiar que creció sin perder sus raíces

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