Comentaba hace unos días un importante dirigente del PP que los partidos que funcionan son aquellos que cuidan a sus expresidentes. A juzgar por las palabras de Francisco Camps, que ayer enfatizó que Carlos Mazón le dio largas durante su mandato para no reunirse con él y que nadie le llamó por teléfono para invitarle a la investidura de Juanfran Pérez Llorca, no parece que el que expresident se haya sentido muy bien tratado por los suyos en los últimos años. Una brecha que amenaza con resquebrajar un partido que todavía tiene que asentar la transición tras la salida de Mazón y redefinir sus liderazgos con Llorca al frente.

El nuevo president apenas lleva unos días en el Palau, todavía no ha cogido las riendas orgánicas del PP, y ya tiene un duro opositor. “No soy un problema para el PP, e

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