Desde temprano, millones de personas llegaron a la Basílica de Guadalupe. Foto: Karina Tejada

El suelo ardía bajo las rodillas de Diego, un joven de apenas 16 años cuyo aliento, agotado, pero lleno de ímpetu, era un ruego silencio para la Virgen de Guadalupe.

Cargando sobre su espalda una figura de la también llamada Morenita del Tepeyac, cada centímetro que avanzaba, postrado, era la materialización de una promesa hecha por la salud de su madre, quien padece una enfermedad del corazón.

2,780 personas fueron atentidas por los equipos médicos del gobierno de la CDMX.

5,050 elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fueron desplegados.

Su acto de fe, observado y apoyado por otros peregrinos, fue sólo una pieza en el mosaica de historias de devoción inquebrantable que congregó a

See Full Page